martes, 17 de noviembre de 2009

Obama ya no es la esperanza verde

El presidente de EEUU aparca hasta 2010 su agenda medioambiental. Copenhague será tan sólo un paso preliminar hasta la cumbre de México



Barack Obama llegó a la Casa Blanca con el propósito de convertirse en el presidente más verde de Estados Unidos. Independientemente de que lo logre en algún momento de su mandato, está claro que va a tardar algo más de lo previsto en cumplir sus promesas. La recesión, Afganistán y, sobre todo, la reforma sanitaria han aplazado hasta el año que viene las ambiciones medioambientales de Obama, a pesar de que el premio Nobel de la Paz que se le concedió el pasado octubre aseguraba que, gracias a su iniciativa, "EEUU está jugando un papel más constructivo en encarar los grandes desafíos climáticos que afronta el mundo". Y el propio Obama respondió: "No podemos aceptar un mundo acechado por el cambio climático y por eso todos los países deben tomar responsabilidades".
Pero el pasado fin de semana, en Singapur, Obama tuvo que reconocer, junto a otros líderes asiáticos, que de momento la cumbre de Copenhague será tan sólo un paso preliminar en la búsqueda de una solución contra el cambio climático. La reunión de diciembre debía fijar un marco global de recorte de emisiones de dióxido de carbono (CO2) antes de que expire, en 2012, la primera fase del protocolo de Kioto.
"Hubo una evaluación de los líderes de que no era realista esperar que un tratado completo, legalmente vinculante en el ámbito internacional, pudiera ser negociado en tan poco tiempo", dijo Michael Froman, segundo asesor de seguridad nacional de Obama en temas de economía internacional.
En su lugar, la cumbre de Copenhague servirá para crear un acuerdo "políticamente vinculante" que exprese la voluntad de los líderes de seguir adelante. Pero los compromisos específicos se dejarán para otra cumbre posterior, en México, el próximo año.
Otras prioridades
Aunque EEUU no es el principal responsable del fracaso, lo cierto es que en los últimos meses, la voluntad medioambiental de un Washington desbordado por la recesión, las guerras y la reforma del sistema sanitario, ha menguado considerablemente.
Durante la reunión del G-20 de septiembre, los países europeos ya mostraron su malestar por el hecho de que Obama decidiera retrasar sus iniciativas verdes en el Congreso hasta el año que viene, para resolver la mayor reforma del sistema de salud en EEUU en el último medio siglo.
EEUU está desbordado por la recesión, las guerras y la sanidad
Y no es que el Gobierno Obama se haya quedado de brazos cruzados, pero las inercias son difíciles de romper. Muchos congresistas incluso demócratas no quieren dar un paso sin obtener antes garantías de China, mientras muchos en Europa esperan que EEUU lidere la iniciativa. El resultado es la parálisis.
Y sin embargo, las cosas avanzan. El pasado junio, la Cámara de Representantes aprobó en una ajustada votación una histórica ley de protección del clima que obligaría a las empresas estadounidenses a limitar las emisiones de gases de efecto invernadero.
El proyecto (que el Senado no empezará a debatir hasta el año que viene) establece la creación de un sistema conocido como cap and trade, que fija límites máximos y de venta de derechos de emisión de CO2 entre empresas, un sistema similar al que existe en la UE. También prevé una reducción de las emisiones del 17% por debajo del nivel de 2005 para 2020. Asimismo, Obama ha hecho de las energías renovables parte integrante del plan de rescate económico.

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